miércoles, 2 de noviembre de 2011

TEMA 2 ROMANTICISMO Y REALISMO


TEMA 2

LA LITERATURA ESPAÑOLA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: EL ROMANTICISMO.

MARCO HISTÓRICO Y CULTURAL
            La primera parte del siglo XIX estuvo marcada por las guerras civiles y los pronunciamientos militares como formas de lucha política: entre liberales y absolutistas en las primeras décadas y entre moderados y progresistas en las siguientes. En medio de constantes cambios políticos, el establecimiento del sistema capitalista y el Estado liberal impulsaron el auge de la burguesía.


            A diferencia de otros países europeos, el proceso de transformación en España fue complejo e insuficiente, por la pervivencia de relaciones con la sociedad estamental y la alianza de la burguesía con la alta nobleza latifundista; la desamortización enriqueció a las clases pudientes y empeoró las condiciones de los campesinos pobres.
            El desarrollo de la prensa y la industria editorial tuvo un papel destacado en la cultura de la época: dio cauce a las ideas y controversias políticas en el periodismo de opinión, propició la difusión de teorías y obras literarias.
            La vida cultural y social se desarrolló en otros ámbitos como gabinetes de lectura, tertulias en domicilios privados o en cafés, casinos, ateneos y liceos. El teatro y los conciertos fueron los entretenimientos preferidos de la burguesía y la aristocracia, además de los toros, una de las diversiones más populares.

CRONOLOGÍA 1800-1863
1808-1814. Guerra de la Independencia. En 1812, las Cortes de Cádiz proclaman la Constitución. En 1814 se produce un Golpe de Estado a favor de Fernando VII. Se inicia un periodo de sublevaciones militares.
1820-1823. Trienio Constitucional.
1823-1833. Década absolutista de Fernando VII. Época de militarismo, represión, terror y censura (exilio de intelectuales).
1833. Muerte de Fernando VII. Regencia de María Cristina, madre de Isabel II.
1833-1840. Primera Guerra Carlista. Etapa de pronunciamientos de progresistas y moderados. Consolidación del liberalismo.
1840. Abdicación de María Cristina. La reina abandona España.
1841. Regencia de Espartero.
1843. Mayoría de edad de Isabel II. Vuelven los moderados al poder.
1847. Inicio de la Segunda Guerra Carlista. El conflicto se extiende hasta 1860.
1860-1863. Gobierno del General O’Donnell.

EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO
Se trata de un movimiento cultural y artístico que triunfa durante la primera mitad del siglo XIX. Nació en Inglaterra y Alemania donde escritores como Goethe (autor del célebre Werther) lograron entusiasmar a multitud de lectores en toda Europa.
           


            Supuso un cambio radical en la concepción del mundo y de la vida a raíz de la mentalidad liberal de la época, y constituyó una reacción contra el racionalismo y la estética reglamentada de los neoclásicos (S. XVIII): frente a la razón proclama la exaltación del sentimiento y del individualismo.
            Esta transformación no se produjo de una manera brusca, sino a través de un proceso evolutivo que ya se empezó a manifestar a finales del XVIII con los elementos afectivos y sentimentales que el Prerromanticismo va introduciendo en la literatura neoclásica, hasta que, con el tiempo comienza a propugnarse una creación literaria al margen de las reglas clásicas que revaloriza la expresión artística de sentimientos y vivencias.
            Simplificando, se puede entender el Romanticismo como una reacción contra los presupuestos decimonónicos del Neoclasicismo:

NEOCLASICISMO (S. XVIII)
ROMANTICISMO (S. XIX)
RACIONALISMO
IDEALISMO
RAZÓN
SENTIMIENTO Y EMOCIÓN

SOCIEDAD
INDIVIDUO

ABSOLUTISMO
LIBERALISMO

CONVENCIONES SOCIALES
LIBERTAD DE CONDUCTA

NORMAS CLÁSICAS
LIBERTAD ARTÍSTICA


               















CARACTERÍSTICAS DEL ROMANTICISMO
· Irracionalismo: Se niega que la razón pueda explicar por completo la realidad, lo que explica la preferencia de los románticos por lo sobrenatural, lo mágico y lo misterioso (el mundo es un misterio, algo oculto a la razón).
· Subjetivismo: Frente a la razón, el sentimiento y la emoción se alzan como fuerzas creadoras. De ahí la importancia de las emociones, sueños o fantasías que permiten bucear en el inconsciente.
· Individualismo idealista: el ser romántico tiene conciencia de ser distinto a los demás seres y afirma constantemente su “yo” frente a lo que le rodea, exaltando su sensibilidad y sus emociones, pero también su infelicidad, ya que su idealismo choca con la realidad (pues ésta no es como la había soñado el poeta).
· Insatisfacción: El idealismo hace que el romántico sea por naturaleza alguien insatisfecho e inseguro. Esto da lugar a la desazón vital romántica, que es al mismo tiempo el motor de la creación.
· Desengaño: El choque entre el “yo” romántico y la realidad prosaica que no satisface sus anhelos produce en el artista romántico un hondo desengaño que lo conduce a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas sociales, políticas o religiosas (sobre todo en el primer Romanticismo).



· Evasión: El romántico no está de acuerdo con el mundo que lo rodea, lo que le conduce a la evasión, bien al sueño, bien a la huida espacial o temporal. La evasión en el espacio conduce al exotismo, al gusto por las costumbres y países desconocidos (Oriente). La evasión en el tiempo lleva a la valoración de la Edad Media, época denigrada por el racionalismo del XVIII. La Edad Media atrae al romántico por sus leyendas y tradiciones, por tipos humanos como el caballero, el cruzado, etc.
· Naturaleza dinámica: El romántico representa la naturaleza haciendo que se identifique con sus estados de ánimo, y así, puede ser una naturaleza turbulenta, melancólica o tétrica, como una proyección de sus sentimientos. Así, a su angustia y obsesión por la muerte responde el gusto por la noche o los paisajes sepulcrales. De igual modo, la soledad del romántico encuentra marco adecuado en yermos desolados, paisajes recónditos o jardines abandonados. Y abundan también las escenas nocturnas, cementerios, sepulcros…

TEMÁTICA ROMÁNTICA
            Las características apuntadas anteriormente se exponen en una serie de temas constantes:
· El amor: tema que se presenta en una doble vertiente. Por un lado, es un sentimiento idealizado que lleva a equiparar a la amada con Dios (idealizada); por otro, es una fuerza apasionada y arrebatadora que domina y destruye al ser humano sometiéndolo a un destino trágico.
· La naturaleza: El paisaje romántico es una proyección de los sentimientos del romántico, por ello, prefiere ambientes libres, agrestes y lúgubres que estén en consonancia con su mundo interior (ruinas de castillos medievales, bosques tenebrosos, mares embravecidos, cementerios, noches tormentosas…).
· La evasión en el espacio lleva a países exóticos orientales y nórdicos; la evasión en el tiempo le conduce a la época medieval.
· La muerte: El héroe no teme morir por conseguir hacer realidad sus deseos y ambiciones (libertad, amor…). Este poco aprecio a la vida se manifiesta también en la aparición de suicidios.
· La libertad: El afán de vivir sin normas que condicionen la conducta del individuo ocasiona la aparición de historias protagonizadas por personajes que viven al margen de la ley y de la sociedad (mendigos, bandoleros, piratas, verdugos, reos…). Representan la libertad anhelada por los escritores románticos y están dotados de una fuerte personalidad.
· La fantasía: Aparecen en las obras muchos elementos fantásticos y sobrenaturales, en ocasiones relacionados con el sueño y con el subconsciente, difícilmente explicables a través de la razón.
· El costumbrismo: Hay una clara preferencia por los temas legendarios e históricos de cada país. El Romanticismo es la época en que surgen los nacionalismos.



PENETRACIÓN Y DESARROLLO DEL ROMANTICISMO EN ESPAÑA
            En España, dadas las circunstancias políticas del país, el Romanticismo propiamente dicho tuvo escasa duración, llegando a su máximo apogeo en torno a 1835, después del reinado absolutista de Fernando VII, durante el cual los intelectuales liberales se habían exiliado (Espronceda, el Duque de Rivas, Martínez de la Rosa).          Tras la muerte del monarca regresaron a España imbuidos de las nuevas ideas europeas (liberalismo). Durante los primeros decenios del siglo perviven las formas neoclásicas junto a ciertas manifestaciones prerrománticas.
            Se suele considerar que el movimiento romántico penetra en España por tres vías:
· La polémica entre Nicolás Bohl de Faber y José Joaquín de Mora a partir de 1818 en “El Mercurio Gaditano”, en donde Faber defendía la libertad del escritor en el tratamiento del asunto (por ejemplo, que el dramaturgo no tuviera que someterse a la regla de las tres unidades: acción, espacio, tiempo)
· Algunos románticos catalanes combaten el Neoclasicismo en la revista “El Europeo”, segundo foco de difusión del Romanticismo.
· Finalizado el Trienio Liberal, centenares de intelectuales se autoexilian para no caer en manos de los absolutistas fernandinos. La mayor parte de ellos encuentra acogida en Inglaterra y así entran en contacto con las nuevas corrientes culturales. Tras la amnistía de 1833, los escritores exiliados regresan a España y, con ellos, penetran las ideas románticas.
            El Romanticismo español fue, por tanto, un movimiento literario tardío retrasado respecto al de otros países de Europa. Su época de apogeo y triunfo fue breve, de 1834 (fecha de estreno de La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa) a 1844 (Don Juan Tenorio de Zorrilla).

LOS DOS ROMANTICISMOS
            Se suelen distinguir dos tendencias contrapuestas dentro del movimiento romántico. Aunque a los autores románticos les une el rechazo de su mundo, las reacciones ante el mismo pueden ser dos bien distintas: la nostalgia por los antiguos valores tradicionales, o la rebelión no sólo frente a su mundo, sino también frente al antiguo. La primera postura es la de los escritores que, como Zorrilla, pertenecen al Romanticismo tradicional y conservador. La segunda es la que aquellos que emprenden, como Larra, una tarea de crítica social en sus obras, y se enmarcan en el Romanticismo liberal.

EL TEATRO ROMÁNTICO
Características:
· Temas dramáticos, con final trágico, sobre todo se trata el amor enfrentado a las convenciones sociales, por diferencias de clase o de dinero entre los dos enamorados (Los amantes de Teruel, El trovador).
· Rechazo de las reglas neoclásicas de tiempo, lugar y acción.
· Mezcla de lo cómico y lo trágico, del verso y la prosa.
· Dramas de cinco actos en lugar de tres, como en el Neoclasicismo.



· Aspira a conmover, y no a adoctrinar. Teatralidad gesticulante, interpretaciones exageradas.
· Protagonista marcado por un destino extraño, singular y misterioso, que hace alardes de gallardía y de cinismo.
· Abundancia de escenas nocturnas y sepulcrales, desafíos y suicidios.
            Este nuevo teatro recobra su antiguo poder de convocatoria y alcanza grandes éxitos. Antonio García Gutiérrez fue el primer autor que, en el estreno, tuvo que salir a saludar al escenario. Los dramaturgos románticos españoles más destacados son:
· El duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino (1835)
· José Zorrilla: Don Juan Tenorio (1844)
            El tema del Don Juan arranca de la figura recreada por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla en el siglo XVII. Es la obra dramática más popular de España y todavía se representa cada año el Día de los Difuntos.

LA PROSA ROMÁNTICA
Presenta dos manifestaciones fundamentales:
· Novela histórica: Ivanhoe de Walter Scott (el auge de este género se explica por el afán evasionista romántico y la admiración por tiempos pasados, sobre todo, por la época medieval).
· Prosa didáctica: Artículos de Mariano José de Larra.

à Mariano José de Larra (1809-1837)
            Prototipo del hombre romántico por su independencia, su liberalismo militante, su vida amorosa atormentada y su final trágico. Los desengaños ante la situación del país y sus problemas personales (su amante, una mujer casada, le abandonó) le llevaron a suicidarse con tan solo veintiocho años (se pegó un tiro en la sien delante del espejo).
            Escribió poemas, algunas obras dramáticas y una novela histórica, pero es conocido sobre todo por los más de doscientos artículos periodísticos que escribió (literarios, políticos y costumbristas) y que publicaba bajo seudónimo (Fígaro, El pobrecito hablador) en los periódicos de la época: El Duende Satírico del Día, El Observador, Revista Española… Los más conocidos son los artículos de costumbres, en los que critica, a veces con un tono serio y otras con cierto humorismo, los defectos y vicios de los españoles de la época.
            Se le considera el creador del periodismo moderno y fue además el primer español que vivió exclusivamente de su labor como escritor.

LA LÍRICA ROMÁNTICA
Hasta 1837, año de la revelación pública de Zorrilla, la poesía era un género dominado por el Neoclasicismo. Como en los demás géneros, el triunfo de la poesía romántica se produce en los años treinta, tras la muerte de Fernando VII, y perdurará más allá de mediados de siglo cuando aparecen dos de los mejores poetas románticos: Rosalía de Castro y G. A. Bécquer. Esta poesía va a servir para denunciar los defectos de la sociedad y poner de relieve la angustia y la frustración del romántico: los poetas dan
salida a su frenesí vitalista y a sus frustraciones, cantan esperanzas y desengaños amorosos, proclaman su dolor de vivir y exhiben su melancolía o su hastío.
            Los temas de la lírica recogen los rasgos característicos del Romanticismo:
· El amor entendido como pasión arrebatada que conduce al goce o a la desesperación por no lograr el objeto amado o por su pérdida. En relación con esto se encuentra el tópico de la mujer que provoca frustración.
· La angustia del hombre perdido en el universo. Los poetas han tratado los problemas del significado de la vida y aparece el tópico cristiano de la vida como valle de lágrimas, pero en este momento no se cree en la promesa de la salvación posterior.
· Las reivindicaciones sociales se manifiestan con la revalorización de los tipos marginados de la sociedad, a quienes se presenta como modelo de libertad individual (el mendigo, el pirata, el reo…)
· Desarrollo de lo escenográfico (la naturaleza romántica). Aparecen ambientes exóticos, medievales y pintorescos, lugares comunes como el castillo, símbolo de épocas pasadas más felices y en donde las pasiones eran más libres porque no las obstaculizaba la sociedad; también aparecen lugares apartados: el mar embravecido, símbolo del desastre de la vida que arrastra al hombre; la tormenta o el mar como espacios libres, sin fronteras ni leyes para quienes se consideran apátridas (Canción del pirata de Espronceda)
            Dentro de la poesía romántica tiene un especial desarrollo la poesía narrativa que relata en verso diversos sucesos históricos, legendarios o inventados, que combinan la descripción, el diálogo y momentos de carácter lírico con la narración propiamente dicha.
            En lo formal, se advierte el desprecio por la creación meditada y se endiosa la “inspiración” y la espontaneidad. El léxico traduce los nuevos sentimientos de melancolía, nostalgia y desesperación. En la versificación, los románticos realizaron una notable ampliación de formas que permite hablar de polimetría.

LA LÍRICA POSROMÁNTICA
            En la segunda mitad del siglo XIX y, a pesar de que ya se había fraguado un nuevo movimiento literario, el Realismo, dos poetas románticos (Bécquer y Rosalía de Castro) continúan con su producción al margen de las nuevas tendencias. No obstante, presentan algunas diferencias con sus predecesores, lo que ha llevado a hablar de Posromanticismo, Romanticismo tardío o intimista.
            Estos poetas, frente a la forma de vida burguesa que prevalece en la segunda mitad de la centuria, eligen un tipo de vida más irregular y marginal, aferrándose a la aventura, la soledad, el desarraigo, el alcohol o las drogas, pero no en busca de paraísos artificiales, como los primeros románticos, sino por el rechazo a la sociedad a la que pertenecen y a la misma existencia. Entre estos artistas impera un sentimiento de autodestrucción revelador de su propia infelicidad y de su consideración sobre la felicidad de los demás como algo vulgar o trivial.



Diferencias entre la poesía romántica y posromántica

POESÍA ROMÁNTICA
POESÍA POSROMÁNTICA
Primera mitad del siglo XIX
Segunda mitad del siglo XIX

Lenguaje sonoro y altisonante
Lenguaje depurado y profundo

Poesía externa (narrativa)
Poesía intimista (intensidad lírica)

Poesía superficial
Poesía honda

Tendencia a la rima consonante, a los metros largos y a las  estrofas cultas.

Tendencia a la rima asonante, a metros y estrofas populares
Zorrilla y Espronceda
Bécquer y Rosalía de Castro


           
LA LITERATURA ESPAÑOLA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

EL REALISMO
            A mediados del siglo XIX (antes en algunos países como Francia, más tarde en otros como España), predominan ya los principios estéticos del Realismo. Se conoce con este nombre al movimiento cultural característico de una sociedad burguesa a la que no le agradaban las fantasías idealistas románticas. La influencia de las ideas filosóficas y científicas de la época (positivismo, evolucionismo, marxismo) se pone de manifiesto en las características generales de la literatura realista:
· Observación y descripción precisa de la realidad. Los escritores eliminan de sus obras cualquier aspecto subjetivo, sucesos fantásticos y todo sentimiento que se aleje de la realidad: "La novela es la imagen de la vida" (Galdós), "una copia artística de la realidad" (Clarín).
· Ubicación próxima de los hechos. Frente a la evasión espacio-temporal del Romanticismo, los autores realistas escriben sobre lo que ya conocen, con lo que sitúan sus obras en el presente y en lugares próximos.
· Frecuente propósito de crítica social y política. La intencionalidad sociopolítica varía según la ideología de cada escritor: ante las lacras sociales del momento, los conservadores postulan un retorno a los valores tradicionales, mientras que los progresistas creen que es precisamente la pervivencia de esos valores la que lastra el avance hacia el mundo nuevo.



· Estilo sencillo y sobrio. Los realistas rechazan la pomposa retórica romántica y su ideal de estilo es la claridad y la exactitud.
· Predilección por la novela. La novela alcanza en esta época un auge inusitado, pues según los realistas es el género más adecuado para reflejar la realidad en su totalidad
(“Una novela es un espejo que se pasea por un camino real”, Stendhal). Los rasgos típicos de la novela realista son:
- Verosimilitud. Tanto los personajes como los ambientes son creíbles. Han desaparecido los sucesos inverosímiles y los hechos maravillosos.
- Protagonistas individuales o colectivos. En el primer caso, se hace hincapié en el análisis psicológico del protagonista (novela psicológica); en el segundo, en la  descripción de ambientes y comportamientos de distintos grupos sociales (novela de ambientación social).
Narrador omnisciente. El narrador maneja por completo los hilos del relato: sabe lo que va a suceder, conoce hasta los más ocultos pensamientos de los personajes, interviene en la obra con juicios personales y observaciones dirigidas al lector.
Didactismo. Es frecuente que los novelistas realistas pretendan dar una lección moral o social con sus obras, y que por ello subordinen todos sus elementos (personajes, argumento, ambiente) a la defensa de una idea (novelas de tesis).
Estructura lineal. Los hechos transcurren por lo general de forma lineal en el tiempo.
- Descripciones minuciosas. Las descripciones, tanto de ambientes como de personajes, son extremadamente detalladas y extensas, por la obsesión por el dato exacto típica de los realistas.
Aproximación del lenguaje al uso coloquial. Los autores se esfuerzan por adecuar el lenguaje a la naturaleza de los personajes, que hablan con arreglo a su posición social o a su origen. El lenguaje coloquial adquiere gran importancia ya que sitúa a los personajes en su ambiente real.

EL NATURALISMO
            Se conoce como Naturalismo una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia, y que tuvo como principal impulsor a Émile Zola. Los naturalistas consideran que la literatura debe analizar científicamente el comportamiento humano siguiendo los principios de la observación y de la experimentación. Para ello, parten de la idea de que el hombre se encuentra determinado biológica y socialmente (determinismo), es decir, que está condicionado por su herencia genética y por el ambiente social en que se mueve. Esto explica la propensión de estos autores por ambientes miserables y sórdidos, y por personajes tarados, embrutecidos, alcohólicos o víctimas de diversas patologías, ya que tales casos les permiten demostrar la influencia determinante de la biología y la herencia social. El objetivo es proporcionar un conocimiento más exacto de los seres humanos y de la sociedad con el fin de mejorarlos (las novelas tienen, pues, cierta intención social).



            Técnicamente, en las novelas naturalistas se extreman los rasgos del realismo: descripciones minuciosas, reproducción fiel del lenguaje hablado… En cuanto al punto de vista narrativo, se propugna el ideal del narrador impersonal y objetivo.
            Algunos de los escritores de renombre mundial que destacan en la época realista son los siguientes: Flaubert, Baudelaire, Zola, Mallarmé, Verlaine, Maupassant o Rimbaud en Francia; Dostoyevski, Tolstoi y Chejov en Rusia; Dickens y Stevenson en Inglaterra; Oscar Wilde y Yeats en Irlanda; Melville, Twain, Whitman y Henry James en Norteamérica; Nietzsche en Alemania; Kierkegaard en Dinamarca; Ibsen en Noruega; etc.

El Realismo y Naturalismo en España
            Como ocurre con el Romanticismo, el triunfo de la estética realista en España es también tardío. Alcanza su máximo esplendor después de la revolución del 68, aunque sin llegar al punto de rigurosidad de los cánones establecidos por Balzac. Del mismo modo, en algunas novelas españolas también existen claras influencias naturalistas (por ejemplo, en las de Emilia Pardo Bazán y de Blasco Ibáñez, en La desheredada de Galdós o en La Regenta de Clarín), pero sin los fundamentos científicos y experimentales que Zola quiso imprimir en sus obras: el Naturalismo español aprovecha del movimiento naturalista ciertos recursos narrativos y su interés por los ambientes míseros y degradados, pero no acepta la idea de convertir la literatura en una ciencia.
            De modo muy sintético, podemos decir que los principales escritores españoles de la época fueron:
· Los regionalistas, como Pereda o Juan Valera.
· Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843). Por su calidad literaria y su laborioso trabajo, es el autor más importante de su tiempo. Entre sus obras destacan los Episodios Nacionales (que pretenden reconstruir en forma novelada la historia española del siglo XIX) y novelas como Fortunata y Jacinta, por citar un título. Sus novelas, ambientadas en su mayoría en Madrid, son una completa visión de conjunto de la sociedad española de la época, de todas las esferas sociales y de múltiples tipos humanos.
· Leopoldo Alas, Clarín (Zamora, 1852, aunque siempre se sintió asturiano). Muy conocido también por sus artículos periodísticos, por sus cuentos y por su labor como crítico literario, la novela que le consagró fue La Regenta (1885), que narra las vicisitudes de una mujer burguesa profundamente insatisfecha (Ana Ozores). Sin embargo, la auténtica protagonista de la novela es la sociedad provinciana en su conjunto: así, en Vetusta (nombre literario de Oviedo), se ven representadas todas las mezquindades, frustraciones y pequeñeces de la sociedad española de la época. Clero, nobles, burgueses desfilan por las páginas dando muestra de su frivolidad, hipocresía, orgullo, mezquindad y miseria moral.

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