Os dejo aquí el texto para el próximo comentario, que debéis tener para el lunes, día 7 de noviembre. Los aspectos del comentario que tenéis que hacer están al final del texto. Utilizad los apuntes como modelo.
TEXTO:
Primer
problema a resolver (o primera contrariedad a asumir, si lo prefieres así): la
sociedad nos sirve, pero también hay que servirla: está a mi servicio, pero
solo en la medida en que yo me resigne a ponerme al suyo. Cada una de las
ventajas que ofrece (protección, auxilio, compañía, información,
entretenimiento, etc.) viene acompañada de limitaciones, de instrucciones y
exigencias, de reglas de uso: de imposiciones. Me ayuda, pero a su modo, sin
preguntarme cómo preferiría yo en particular ser ayudado. Y la mayoría de las
veces, si pongo pegas a sus imposiciones o rechazo su ayuda, me castiga de un
modo u otro. En una palabra, con la sociedad de los demás humanos no tengo
forma de guardar las distancias: siempre estoy comprometido con ella en cuerpo
y alma, más comprometido a menudo de lo que yo quisiera. Cuando uno se da
cuenta de esto (en la niñez instintivamente primero y luego, de modo más
consciente, en la adolescencia) siente irritación y ganas de rebelarse. Yo no
he inventado todas esas reglas y obligaciones ni nadie me ha pedido mi opinión
sobre ellas: ¿por qué tengo que respetarlas? ¿De dónde vienen? ¿Pueden ser
cambiadas de forma que resulten más a mi gusto?
Llegamos
a uno de los puntos importantes de este asunto y de todo lo que voy a intentar decirte
en el presente librito. Si esto fuera una película, ahora sonaría un redoble de
tambor: ¡ranrataplán! Atención: las leyes e imposiciones de la sociedad son
siempre nada más (pero también nada menos) que convenciones. Por antiguas, respetables o temibles que parezcan, no
forman parte inamovible de la realidad (como la ley de la gravedad, por
ejemplo) ni brotan de la voluntad de algún dios misterioso: han sido inventadas
por hombres, responden a designios humanos comprensibles (aunque a veces tan antiguos
que ya no seamos capaces de entenderlos) y pueden ser modificadas o abolidas
por un nuevo acuerdo entre los humanos. Por supuesto no debes confundir las
convenciones con los caprichos, ni creer que lo “convencional” es algo sin
sustancia, una bagatela que puede ser suprimida sin concederle mayor
importancia. Algunas convenciones (llevar corbata para poder entrar en cierto
restaurante o no ponerse calcetines blancos para que le dejen a uno bailar en
cierta discoteca) expresan solamente prejuicios bastante tontos, es verdad,
pero otras (no matar al vecino o ser fiel a la palabra dada, por ejemplo)
merecen un aprecio muchísimo mayor. No todas las convenciones son de quita y
pon: muchas de ellas tienen efectos decisivos sobre nuestras vidas y piensa que
sin ninguna convención en absoluto (el lenguaje mismo es convencional…) no sabríamos vivir.
SAVATER, FERNANDO. Política para
Amador, Barcelona, Ariel, 1995,pp.24-26
1. Resumen.
2. Esquema jerarquizado de ideas.
3. Tipo de texto según el modo de elocución.
4. Tipo de texto según el género.
1. Resumen.
2. Esquema jerarquizado de ideas.
3. Tipo de texto según el modo de elocución.
4. Tipo de texto según el género.
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